jueves, 28 de mayo de 2015

La importancia de las emociones en el trabajo por proyectos.

¿Por qué es importante trabajar las emociones? 

Consideramos que las competencias emocionales y afectivas son aspectos que forman parte de nuestras vidas desde que nacemos, de ahí la importancia de que se trate desde que los niños son pequeños puesto que van a intervenir en todos los procesos evolutivos, ayudándoles a conseguir un nivel adecuado de bienestar personal y social. Es decir, pensamos que la escuela debe preparar para la vida, por lo que es necesario que se tengan en cuenta estas competencias emocionales para  conseguir así un desarrollo integral, siendo este el fin último de la educación infantil.


Por otro lado, podemos decir que el tratamiento de estas competencias en las primeras edades ayuda a prevenir conductas de riesgo en el futuro, cómo pueden ser conductas desafiantes, el consumo de sustancias estupefacientes…

En resumen, las competencias socioemocionales son competencias determinantes en cuanto a la formación de la personalidad, de las relaciones tanto presentes como futuras y del éxito profesional. Si bien, no solo debe trabajarse en la escuela sino que debe ser una responsabilidad compartida entre escuela y familia.

Por último, otra de las razones por la que es importante la educación emocional es que en el entorno escolar es necesario el desarrollo de unas competencias que favorezcan la convivencia, la comunicación con los demás, el bienestar, la armonía…


Todo esto nos lleva a considerar que en la escuela debemos enseñar a los alumnos a ser emocionalmente más inteligentes, dotándoles de estrategias de unas habilidades emocionales básicas puesto que, como ya hemos dicho anteriormente, muchos de los problemas de los adultos tienen como base el analfabetismo emocional Por ello, el docente debe tener conciencia de sus propias emociones y procesos emocionales para poder actuar en consecuencia, ser capaz de controlar sus emociones para afrontar de modo eficaz los diferentes acontecimientos y situaciones, ser capaz de automotivarse y tener las habilidades sociales necesarias para crear y mantener relaciones. Es esencial que el docente lo lleve a cabo puesto que es la figura de referencia del niño en la escuela.

Concluimos destacando la importancia del trabajo de emociones dentro de un aula con la metodología por proyectos, ya que esta metodología debe abarcar todos los ámbitos de desarrollo del niño sin excepciones y, como hemos explicado durante el post, este ámbito es básico y esencial.

miércoles, 27 de mayo de 2015

El docente que trabaja por proyectos de investigación

En muchas ocasiones el profesorado crea una serie de juicios y valoraciones del alumnado según su comportamiento o sus competencias cognitivas: niños/as buenos/as, malos/as, inteligentes, torpes…, transmitiéndoles esas valoraciones y haciéndoles creer que son así. Pero, tanto el docente que trabaja por proyectos de investigación, como el que no, debe manifestar una imagen positiva de su alumnado mostrándole las valoraciones positivas. El error se encontrará presente en todos los momentos de la etapa educativa, así como en la vida, pero no significa que un alumno sea más torpe que otro, ni podemos hacerles ver esto, sino que el docente tiene que mostrarle que para aprender es normal y fundamental caer en el error. Esto se consigue proporcionando seguridad afectiva al alumnado fomentando que jueguen, exploren sin temores.


Resultado de imagen de niños con lupaLa enseñanza tiene que ser en todo momento inclusiva, el docente debe aceptar la diversidad de forma positiva, teniendo en cuenta todas las posibilidades de trabajo y ventajas que ésta nos ofrece. El docente tiene que respetar todos los ritmos de desarrollo del alumnado, tendiendo en todo momento a sus intereses y necesidades. Esto no significa “dárselo todo hecho” a aquel alumno excepcional, sino que el profesorado, basándose en el enfoque socioconstructivista(1), debe ayudar al alumnado a la búsqueda de estrategias propias para llevar a cabo la resolución de conflictos y los problemas de la vida diaria. Por ello, el proceso de enseñanza-aprendizaje será un proceso activo, basado en técnicas de investigación, experimentación, indagación… de esta manera, un aprendizaje generará estrategias para seguir aprendiendo.

Otro aspecto relevante es el de los límites y las normas: el docente debe ejercer como guía en el aula, ya que esto proporciona seguridad a los niños; por ello, las normas deben ser elaboradas y consensuadas entre todos, a través de la asamblea y no impuestas por el propio docente.

Ajustar el espacio del aula según el alumnado que se encuentre en ella es otro aspecto esencial en el docente que trabaja por proyectos de investigación, ya que cada grupo-clase tendrá una serie de necesidades e intereses a nivel grupal y, por supuesto, a nivel individual. Por ejemplo: lugar de asamblea, espacios para trabajar, agrupamientos, etc.


Por su parte, el profesorado también debe aprender a construir y contrastar nuevas estrategias de acción mediante su práctica diaria en el aula (autoevaluación personal). Comprobando cuales son las más idóneas o cuales necesitan mejorar para que el proceso de enseñanza-aprendizaje de su alumnado sea el más adecuado y acertado posible.


(1) El enfoque socio constructivista se basa, básicamente, en la importancia de la interacción alumno/a-profesor/a, así como en el papel del sujeto para la construcción de su propio conocimiento en el proceso de enseñanza-aprendizaje.



Referencias bibliográficas:

López Melero, M. (2004). Construyendo una escuela sin exclusiones: una forma de trabajar en el aula cn proyectos de investigación. Málaga: Aljibe.

jueves, 14 de mayo de 2015

Proyecto Roma como ejemplo de escuela inclsuiva



                         

                    

Proyecto Roma como ejemplo
 de escuela inclusiva.








Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga (España).

Desde el año 1990 dirige el proyecto Roma, que se aplica en España y en varios países iberoamericanos.

 


Teniendo en cuenta la importancia de la educación inclusiva, se piensa que el Proyecto Roma es un claro ejemplo de ésta, ya que dedica buena parte de su propuesta educativa a satisfacer este aspecto.

Se hace necesario en primer lugar, tener en cuenta que educación integradora e inclusiva no es lo mismo aunque se tiende a pensar que sí. La educación integradora, haría que los alumnos/as con características consideradas diferentes tuvieran acceso a la educación pero siempre modificando sus contenidos, objetivos o actividades a realizar. Sin embargo, la educación inclusiva, ajustaría el currículum por complejo, haciendo que todos y todas puedan participar de cada una de las actividades llevadas a cabo. Es decir, la educación inclusiva, tendría como punto de partida la diversidad, los diferentes tipos de niños/as, porque se piensa que ahí es dónde reside la magia de esta forma de enseñanza-aprendizaje.

El Proyecto Roma, cree en que es posible un mundo mejor, donde no haya lugar para las injusticias ni la marginación. Por ello, parte de que todo aprendizaje tiene una base neuronal, considerando que todos y todas son competentes para aprender. Se piensa también, que los alumnos y alumnas aprenden de manera espontánea, a través de la ayuda de uno y otros. Esta idea, destruye dos pensamientos diferentes, muy comunes hasta ahora. Por un lado, siempre que se habla de la zona de desarrollo próximo (Vygotsky, 1995), se piensa en la figura del maestro o maestra, ofreciendo al niño/a nuevas oportunidades de aprendizaje dentro de sus posibilidades, pero haciendo que le supongan un pequeño esfuerzo para que avance, y se olvida que en esta zona también tienen cabida los propios alumnos/as favoreciendo el aprendizaje entre iguales. Por otro lado, si se aprende de manera espontánea no teniéndose en cuenta las características que posee la persona con la que se está tratando y de la que se ha aprendido algo en un momento determinado, hay que reconocer que dichas características son totalmente prescindibles y que todos podemos aportar algo bueno. De este modo “lo esencial del procedimiento de trabajo del Proyecto Roma, es el esfuerzo común por aprender de unos y otros” (Melero y Paragés, 2013).



Un aspecto claro que caracteriza al Proyecto Roma es la manera de actuar que tiene siguiendo el proceso lógico de pensamiento del propio cerebro. Como consecuencia de éste, surgen las cuatro Zonas de Desarrollo y Aprendizaje en las aulas:









Zona de desarrollo de procesos cognitivos y metacognitivos, zona de desarrollo del lenguaje y de los sistemas de comunicación, zona de desarrollo de las normas y valores, y zona de desarrollo de la autonomía.

Esta manera de procesar la información, los pensamientos y conocimientos, es totalmente lógica porque sin que nadie se de apenas cuenta, es el proceso que se realiza de manera natural cada vez que se va a llevar a cabo una acción. En primer lugar se entiende que el niño/a va a pensar y reflexionar sobre un tema determinado, seguidamente pasará a comunicarlo o expresarlo al resto del grupo siempre cumpliendo con las normas establecidas por el mismo, de manera que finalmente estará actuando sobre su entorno más cercano y proponiendo nuevas perspectivas.



Otro punto a favor de la atención a la diversidad, por parte de este proyecto, sería la distribución de papeles que se hace en los diferentes grupos que forman las distintas zonas expuestas anteriormente. En lugar de atribuir a cada uno el papel que mejor sabe desarrollar o en el que mejor sabe desenvolverse, se pide que adquieran justo el contrario, para que de este modo tengan la oportunidad de aportar pero también de trabajar otras habilidades que seguro que posee de las que no es consciente.


Para concluir, destacar la presencia de grupos heterogéneos, donde todos y todas tienen su lugar trabajando de manera cooperativa ya que “las adaptaciones curriculares no son la solución y no sólo no han resuelto el problema, sino que hay estudios que ponen de manifiesto que han generado más barreras (Ainscow, m. 2004; López melero, m. 2004) al sentirse totalmente desconectados de lo que hacen sus iguales, incluso ocupando un lugar diferenciado en el aula, formándose

‘zonas de discriminación’ (la mayoría del tiempo se dedican a copiar de un libro o a hacer una lista de ejercicios inconexos inútiles para el aprendizaje y sólo sirven para tenerlos entretenidos”.


Por todo lo anterior, nuestro interés por ayudar a dar a conocer este proyecto y sus beneficios.

Referencias bibliográficas.

Parages, M.J y López Melero, M. (2013). ¿Qué nos hace diferentes a los profesionales del Proyecto Roma? Compartiendo algunas reflexiones.

Parages, M.J y López Melero,M. (2012). Para poder trabajar por proyectos de investigación en el aula, primero debemos conocernos. Revista de Educación Inclusiva, 5(1), 83-94.

miércoles, 6 de mayo de 2015

La importancia de los agrupamientos

Las diferencias entre el alumnado, así como la creación de grupos heterogéneos es algo enriquecedor para el proceso de enseñanza-aprendizaje de todos los niños y niñas y es esencial en un aula inclusiva. Es enriquecedor ya que los alumnos y alumnas se ayudan mutuamente, aunque el profesor o profesora siempre será el principal apoyo para todo el alumnado.  También es esencial en un aula inclusiva porque respeta las diferencias de los niños y niñas en cuanto a género, cultura, religiosa, etc, así como los ritmos de desarrollo de cada uno de ellos y ellas.



El trabajo cooperativo y solidario entre los alumnos y alumnas es clave para que los niños y niñas “excepcionales” participen de manera activa es su propio aprendizaje convirtiéndose en una apoyo didáctico. Cuando los compañeros comprendan cómo son sus compañeros de grupo y cómo debe ayudar a aquel que más lo precise para que participe en el tema de trabajo en todo momento es cuando el aula se convierte en un espacio de convivencia.

Para que se lleve a cabo un trabajo cooperativo adecuado debemos tener en cuenta “Los 5 ingredientes del aprendizaje cooperativo” que proponen David W. Jonson y Roger J. Jonson (2007). Estos ingredientes son los siguientes:
  1. Interdependencia positiva. Este aspecto se refiere a que dentro del grupo todos vamos a necesitar de todos para poder avanzar para alcanzar los objetivos comunes propuestos.
  2. Exigibilidad individual. Éste exige la capacidad de poder defender el trabajo realizado en grupo, independientemente de la parte que cada miembro haya realizado.
  3. Interacción cara a cara. Lo cual significa que es imprescindible reunirse y compartir información en persona, ya que nos permitirá realizar un trabajo más completo, ya que incluso los gestos que podemos realizar y expresar, ayudarán a establecer o relacionar ideas.
  4. Habilidad interpersonal y trabajo en grupo. Es necesario que los miembros del grupo se presten a tener medios y recursos para realizar el proyecto de investigación, así como horarios disponibles, que investiguen sobre el proyecto, busquen documentos, etc.
  5. Reflexión del trabajo realizado. No podemos olvidar la importancia de sacar conclusiones del proyecto, comprobar el éxito del servicio realizado o, si por el contrario, existen aspectos mejorables en los que se podría seguir trabajando.



Referencias bibliográficas:

Jonhson, D., Johnson, R. & Holubec, E. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula. Barcelona: Paidós. 1999.

López Melero, M. (2004). Construyendo una escuela sin exclusiones: una forma de trabajar en el aula cn proyectos de investigación. Málaga: Aljibe.

martes, 5 de mayo de 2015

Fases del trabajo por proyectos

Una vez que se es consciente de la importancia de los trabajos por proyectos, sus principales precursores, y características esenciales, es conveniente pasar a conocer las principales fases de las que ésta práctica innovadora está compuesta.

Al desarrollar las distintas fases, se podrá ver como guarda relación con otras prácticas como puede ser por ejemplo el aprendizaje y servicio en educación infantil, también muy adecuada por la gran cantidad de beneficios que general en el ámbito educativo y social. A pesar de esto, se diferencian en algunos aspectos. Por otro lado, estudiantes de educación infantil, madres/padres e incluso maestros y maestras que no lleven a cabo el trabajo por proyecto, podrán sentir que esas fases son las que llevan a cabo sus tutoras de prácticas, maestras/os de sus hijos/as o compañeros/as de profesión. Con este aspecto, es necesario tener especial cuidado y es que en muchas ocasiones se dejan de lado algunos matices que son imprescindibles y que cambian por completo la esencia y objetivo de los proyectos.

Esta esencia u objetivos, representan la idea de aprender mediante la exploración del entorno, el aprendizaje significativo, la globalidad, la diversidad, etc. Es decir, mediante la puesta en marcha del trabajo por proyectos, los niños y niñas tendrán la oportunidad de conocer el mundo que les rodea partiendo de sus propios intereses, curiosidades y miedos. Es muy importante trabajar de esta forma, simplemente porque es como aprendemos en nuestro día a  día. Se debe ser consciente de que cuando se va a hacer la compra, cuando se juega con amigos, o se hace cualquier actividad del día a día, no parcelamos los conocimientos y habilidades que se ponen en práctica durante las mismas por lo que no tiene sentido hacerlo en el aula. Como consecuencia, los niños y niñas trabajarían tratando diferentes ámbitos al mismo tiempo. Por ejemplo, si se trabajara el tema de las plantas, se podría trabajar el entorno mediante una salida al campo, las matemáticas contando las flores de un determinado color que se encuentren, la expresión oral mediante una exposición de todo lo investigado, etc.

A pesar de que los proyectos y sus fases son totalmente flexibles y en todo momento pretenden favorecer y sacar beneficio de las diferencias que existe entre el alumnado (que tan importante y beneficiosas son) sus características, posibilidades y límites, se debe considerar algunas como base de la metodología que se desarrolla durante los mismos.

1. Elección del tema a trabajar

A menudo, se puede ver como muchos maestros y maestras que dicen trabajar por proyectos de investigación, se saltan este primer paso. Los temas trabajados a lo largo de un proyecto, deben ser del interés de los niños y niñas
del aula, para que así se pueda asegurar el anteriormente mencionado, aprendizaje significativo (Ausubel, 1063).          


 Imagen recuperada del blog: http://02teoriasdelaprendizaje.blogspot.com.es/2013/05/david-ausubel-y-elaprendizaje.html.

Por el contrario, no tendría sentido que los proyectos y los temas que componen los mismos, fueran decisión de las tutoras/es de las aulas o del centro educativo, ya que es imposible saber qué será de mayor interés en los niños y niñas, partiendo de la base de que a éstas edades suelen cambiar con frecuencia de opinión. 

Para la elección del tema, también será necesario emplear tiempo, ya que lo más apropiado será que todo el grupo comparta la necesidad de descubrir algo acerca de un determinado tema, que la situación problemática sea creada por todos/as y no solo por un pequeño grupo de la clase. Para ello, se utilizarán las asambleas como herramienta o instrumentos. A través de ellas, los niños y niñas podrán exponer las ideas previas que tienen acerca del tema elegido, tras haber creado entre todos un espacio de confianza donde todos/as se sientan acogidos y respetados independientemente de las aportaciones que hagan. 

Los temas tratados, pueden ir desde una situación personal de un alumno/a (se ha comprado un coche nuevo), hasta un tema que le incumbe a todos/as (durante una sesión de psicomotricidad, una gaviota herida cae al patio). También es necesario tener en cuenta la observación directa en clase, estar atentos a todo lo que acontece en ella, porque en muchas ocasiones los niños y niñas no expresan de manera directa las preguntas o incógnitas que presenta acerca de un determinado tema pero los maestros y maestras, pueden estar atentos e introducir la posibilidad de trabajarlo mediante alguna situación espontánea.

Por lo tanto, 

LA ELECCIÓN DE LOS TEMAS TRATADOS VAN A PARTIR DE LOS INTERESES Y NECESIDADES DE LOS ALUMNOS/AS Y NO DEL DOCENTE ENCARGADO O DEL CENTRO EDUCATIVO.

2. ¿Qué sabemos y qué queremos saber?

Una vez que ya es conocido por todos /as el tema a tratar, convirtiéndose en una situación problemática, se debe pasar a la segunda fase donde todos y todas tendrán la oportunidad de dar a conocer a sus compañeros y compañeras todo lo que saben o les inquieta en relación al tema elegido. Esta fase, también se llevará a cabo durante las asambleas, aunque es importante tener en cuenta que debe haber lugar y momento para que en cualquier instante un alumno o alumna pueda exponer alguna otra idea diferente o nueva.

El qué se sabe y el qué se quiere saber, deberá ser escrito por ejemplo por el tutor/a del aula, para poder saber al final del mismo, los nuevos conocimientos construidos y las preguntas resueltas. Es esencial que todos los niños y niñas aporten sus ideas, aunque como se ha dicho anteriormente, es necesario también dejar lugar a los acontecimientos que se puedan dar y que no están previstos. Durante el desarrollo del proyecto, es posible que se den nuevas preguntas.

3. Puesta en común de las idas previas de los alumnos/as

La tercera fase, irá ligada a la anterior porque será la parte en la que los niños y niñas le pondrán voz a lo que quieren llegar a conocer, teniendo en cuenta lo que ya saben. Se debe tener en cuenta que cada uno/a parte de una situación familiar diferente, se mueve en un entorno diferente y tiene características diferentes por lo que la puesta en común de sus conocimientos previos, serán muy enriquecedores. Como consecuencia, en muchas ocasiones incluso antes de comenzar el proyecto, se resuelven algunas dudas gracias a que algunos/as pueden explicar a otros determinados temas o resolver algunas dudas. 

Durante esta fase, se producirán relaciones entre iguales inmejorables y el lenguaje pasará a tener un papel muy importante ya que será su modo de comunicación contractando ideas, aprendiendo cosas nuevas, etc.  

4. Búsqueda de información/Organización del trabajo

Una vez que todos y todas están de acuerdo acerca de las preguntas a las que quieren dar respuesta, se pasará a la fase en la que se buscará información relacionada con el tema tratado.

Para acceder a esta información, además de intentar contar con todos los elementos disponibles a su alcance (ordenadores, pizarras digitales, recursos humanos, recursos naturales, etc). También es conveniente contar con la presencia de las familias, otras clases o entidades sociales. “Entre las numerosas repercusiones de la participación de los padres y madres en la vida escolar se incluyen una mayor autoestima de los niños/as, un mejor rendimiento escolar, mejores relaciones padres/madres-hijos/as y actitudes más positivas de los padres y madres hacia la escuela” (Pineault, 2001). 

En relación a la organización de la información encontrada, entra en juego un aspecto muy importante como es el aprendizaje cooperativo, (Dewey, 19161938) y los 5 ingredientes básicos del aprendizaje (Johnson & Johnson, 1991). Se suele confundir muy a menudo, aprendizaje cooperativo y aprendizaje colaborativo cuando la diferencia entre ambos es clara, cambiando totalmente el objetivo en una y otra. 

El aprendizaje colaborativo lo podemos ver reflejado a la perfección en las aulas de educación infantil, con los grupos que forman los niños y niñas dentro de ésta. Los usuales “leones”, “gatos”, “amarillo”, “rojos” no cooperan entre sí, colaboran. El aprendizaje colaborativo es compatible con el trabajo individual y la enseñanza tradicional que fomenta las fichas. Mediante esta metodología los niños y niñas que necesitan algún tipo de apoyo en algún momento determinado, podrán ser ayudados por el resto, pero la “dificultad” la sigue teniendo, en ningún momento se está teniendo en cuenta sus características reales. El aprendizaje cooperativo en cambio, tiene como base un objetivo común. El grupo en sí trabajaría para conseguir el objetivo propuesto y durante este trabajo, cada uno aportará lo mejor de él, porque todos y todas son válidos. 

5. Realización de actividades

Durante esta fase, se llevará a cabo todas las investigaciones planteadas así como las actividades propuestas para construir nuevos conocimientos.  A la hora de realizar las diferentes actividades, es esencial ajustarlas al grupo clase y no adaptarlas. Es importante esta diferencia porque si las adaptamos, lo que estamos haciendo es alterar el ritmo normal del grupo clase y ofertar diferentes posibilidades por presentar características diferentes. De otro modo, si las ajustamos, estaremos consiguiendo que todos y todas participen de las mismas posibilidades, cada uno/a a su ritmo.

Las actividades deberán ser flexibles, porque todo proyecto cerrado, está destinado al fracaso. Se debe estar atento a las necesidades que surjan, escuchar a los alumnos/as e ir modificando sobre la marcha si es necesario. 

Las diferentes herramientas posibles podrán ser, talleres, rincones, ambientes, etc. Durante la realización de estos, se podrán combinar diferentes tipos de agrupamientos de modo que el proceso se haga más rico, ya que las interacciones entre dos alumnos/as tiene beneficios diferentes a los que puede dar el trabajo en pequeño grupo o gran grupo. 

6. Memoria de toda la investigación y trabajo realizado

Una vez que se sienta que se ha dado respuesta a todos los interrogantes expuestos en un principio, será la hora de cerrar el proyecto, aunque siempre se debe tener en cuenta que en muchas ocasiones de un proyecto sale otro. 

Una buena manera de recoger todo lo realizado a lo largo del proyecto, sería organizar una exposición a nivel de centro con todos los productos, murales, vídeos o fotografías.

A nivel de aula sería interesante que los niños y niñas tuvieran la oportunidad de expresar como se han sentido ya que forman parte del proceso y son los verdaderos protagonistas. Para ello, una asamblea final sería muy adecuada. Durante ésta, los niños y niñas podrían contractar las ideas que poseen en la actualidad, con las que tenían antes de realizar el proyecto.  

7. Evaluación de lo realizado

En relación a la evaluación, es imprescindible tener en cuenta un aspecto. Si se han tenido en cuenta durante todo el proceso las fases expuestas anteriormente, no se puede cometer el error de calificar en lugar de evaluar el trabajo ya que de ser así, el trabajo por proyectos dejaría de serlo.

La evaluación multifocal, sería la opción ideal. Con este tipo de evaluación se estaría teniendo en cuenta todas las partes implicadas en el proceso ya que sin alguna de ellas, nada hubiera sido lo mismo. Del mismo modo, tiene sentido llevar a cabo este tipo de evaluación porque las actuaciones de unos y otros sin saberlo han condicionado las experiencias vividas y eso cuanto menos es digno de analizar. 

A través de entrevistas, fotografías, cuestionarios, vídeos, se podrá conocer cada una de las posturas, cuánto han aprendido cada una de las partes implicadas.
 
Un aspecto fundamental del trabajo por proyectos, es que no se desarrolla con el único objetivo de satisfacer o cumplir con los contenidos y objetivos marcados en el currículum sino que es al final de todo el proyecto cuando se hace balance de todo lo aprendido. Lo más curioso de todo, es que finalmente cumple con el currículum, tratando además muchos otros aspectos que no se hubieran conseguido si se hubiera seguido el encorsetamiento que provoca la enseñanza tradicional.  

Concluyendo entonces con que: el trabajo por proyectos, es una opción ideal para trabajar satisfacer todos los aspectos propios de las áreas destinadas en educación infantil, cumpliendo además con las necesidades y características de todos los alumnos y alumnas sacando lo mejor de cada uno de ellos/ellas. 

Referencias bibliográficas

Dewey, J. (1967). El niño y el programa escolar. Mi credo pedagógico. Bueno Aires: Losada.
Johnson, D.W.; Johnson, R.; Holubec, E. (1999): El aprendizaje cooperativo en el aula. Barcelona. Paidós.
Pineault, C. (2001). El desarrollo de la competencia de los padres. En Gervilla Castillo, A. y Otros (Coords.). Familia y Educación. Educación Familiar. Grupo de Investigación “Educación Infantil y Formación de Educadores”. Universidades de Andalucía.
AUSUBEL-NOVAK-HANESIAN (1983). Psicología Educativa: Un punto de vista cognoscitivo. 2° Ed.TRILLAS México